Frida Kahlo es considerada la pintora latinoamericana con más éxito en todo el mundo. Sin embargo, cuando murió en 1954, su trabajo era casi desconocido. El 6 de julio se cumplen 100 años del nacimiento de la que hoy en día es uno de los íconos de la cultura mexicana.
¿Qué ha llevado a Frida a convertirse en un ícono universal?
La Casa Azul, su lugar de residencia en Coyoacán fue convertido en museo. El lugar está impregnado del espíritu inquieto de Frida Kahlo.
Sus obras de pequeño formato (por su enfermedad no pintó cuadros en grandes lienzos, a excepción de "Las dos Fridas"), sus vistosos trajes de tehuana, su colección de calaveritas y otros objetos, el caballete, los pinceles, las figuras prehispánicas, todo bien preservado, son una invitación a penetrar también en su mundo personal.
Frida fue una artista excepcional, con un estilo propio que no puede ni debe ser encajado en tal o cual corriente. Como ella misma decía: "no sé si mis pinturas son o no son surrealistas, pero sí sé que son la más franca expresión de mí misma".
Era una mujer apasionada, comprometida con las causas del tiempo que le tocó vivir, sencilla en el trato con los demás. Una mujer necesitada de cariño, lo que hacía que amara sin condiciones.
Una mujer fuerte, a quien no le quedó otra opción que hacer las paces con su dolor físico y transformarlo, con sus pinceladas, en color y formas.
Una de las más gratas sorpresas es conocer a la Frida escritora. Pincel y pluma guiados por una misma mano.
Cuando no estaba pintando, Frida escribía, y da la impresión que lo hacia sin parar. Escribió poemas, cartas, notas, recados, reflexiones.
Escribió también en inglés. Y todo con un lenguaje llano, sin frases rebuscadas. Más bien le gustaba inventar sus propias palabras.
Sus textos están salpicados de frases y expresiones muy mexicanas, pero muy a lo Frida. Hasta en eso fue original esta figura irrepetible del arte mexicano y universal.
¿Qué ha llevado a Frida a convertirse en un ícono universal?
La Casa Azul, su lugar de residencia en Coyoacán fue convertido en museo. El lugar está impregnado del espíritu inquieto de Frida Kahlo.
Sus obras de pequeño formato (por su enfermedad no pintó cuadros en grandes lienzos, a excepción de "Las dos Fridas"), sus vistosos trajes de tehuana, su colección de calaveritas y otros objetos, el caballete, los pinceles, las figuras prehispánicas, todo bien preservado, son una invitación a penetrar también en su mundo personal.
Frida fue una artista excepcional, con un estilo propio que no puede ni debe ser encajado en tal o cual corriente. Como ella misma decía: "no sé si mis pinturas son o no son surrealistas, pero sí sé que son la más franca expresión de mí misma".
Era una mujer apasionada, comprometida con las causas del tiempo que le tocó vivir, sencilla en el trato con los demás. Una mujer necesitada de cariño, lo que hacía que amara sin condiciones.
Una mujer fuerte, a quien no le quedó otra opción que hacer las paces con su dolor físico y transformarlo, con sus pinceladas, en color y formas.
Una de las más gratas sorpresas es conocer a la Frida escritora. Pincel y pluma guiados por una misma mano.
Cuando no estaba pintando, Frida escribía, y da la impresión que lo hacia sin parar. Escribió poemas, cartas, notas, recados, reflexiones.
Escribió también en inglés. Y todo con un lenguaje llano, sin frases rebuscadas. Más bien le gustaba inventar sus propias palabras.
Sus textos están salpicados de frases y expresiones muy mexicanas, pero muy a lo Frida. Hasta en eso fue original esta figura irrepetible del arte mexicano y universal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario