por el amante imaginario.
En las relaciones sexuales se necesitan 5: Tacto, gusto, vista, olfato y oído.
Todos los sentidos deben participar activamente para que la sexualidad en pareja se convierta en una experiencia plena, satisfactoria y en la que, además, se descubran nuevas sensaciones y una forma distinta de vivir el erotismo cada día.
La capacidad de dar y obtener placer convierte al sexo en auténtico arte. Por ello, se deben emplear los cinco sentidos en esta agradable tarea, los cuales se transforman en vehículo perfecto para dar rienda suelta a cualquier fantasía erótica, haciendo funcionar al unísono cuerpo y mente, pues esta práctica es mucho más que genitales.
Para disfrutar plenamente el sexo primero hay que liberarse de todos los tabúes que hacen reducir el gozo, y utilizar los medios que estén a nuestro alcance para conseguir que cada relación sexual sea experiencia única, afirma el maestro en Ciencias José Jaime Martínez Salgado, sexólogo clínico de la Corporación Médica Arboledas, en el Estado de México. “Los sentidos son el instrumento para entrar al reino del placer y no hay motivo para que el amor confiera al contacto sexual cierta especie de cubierta ética que sólo logra que algunas personas se repriman por el miedo a qué pensará su pareja”, señala el especialista. Ante ello, abandonar el miedo y dejarse conducir por los territorios inexplorados del erotismo, propio y ajeno, es posible tanto entre la pareja consolidada como en aquella que recién se acaba de conocer.
Mezcla de sentidos, cuando se habla de placer en el sexo, es necesario mencionar que el juego de los sentidos resulta primordial, toda vez que hay que ver, tocar, saborear, oler, escuchar… y también imaginar.
De hecho, el acto sexual se inicia en la ternura, que es la atención delicada y sutil a través de la cual dos seres humanos se miran, se observan y se detienen el uno en el otro, principal elemento de las caricias, que no son otra cosa que mimos, gestos suaves y tacto atento que se mueve en torno al beso. Por ello se deben aprovechar todos y cada uno de los sentidos, de acuerdo al M. C. Martínez Salgado.
Tacto. Dicen quienes saben, que acariciar es verdadero arte, pues es posible conocer a través de este medio el mapa erótico de la pareja, conformado por las zonas erógenas (lóbulos de las orejas, labios, senos, clítoris, pene) que hacen altamente satisfactoria la relación cuando son estimuladas con besos, roces y mordiscos de diversa intensidad. Al respecto, no tema preguntar a su amante cómo y donde prefiere ser acariciado, ni qué tipo de estimulación le resulta más placentera.
Gusto. El beso es la primera forma de conocer el “sabor” de otra persona y, generalmente, una de las manifestaciones iniciales de acercamiento sexual, ya que entre más profundo es, mayor intención puede llevar. Pero no sólo debemos limitar el sentido del gusto a este acto, sino que es necesario “saborear” el cuerpo en toda su extensión para conocer a la persona con quien estamos, a la vez de permitir que nos conozca. Actualmente es más practicado el sexo oral, ya que la sociedad se ha alejado del falso pudor, entendiéndose esta actividad como expresión del placer sexual.
Vista. Este sentido tiene importante aliado: la imaginación, en la cual residen recuerdos que, en determinado momento son puestos en marcha. Todos tenemos fantasías que, al ser llevadas a la práctica, brindan mejor panorama en las relaciones sexuales, ya que la rutina o fastidio en muchas ocasiones se combate con buena dosis de creatividad. Para el hombre, por ejemplo, una mujer semivestida es mucho más excitante que desnuda, pues al cubrir parte (o, incluso, la totalidad) de su cuerpo lleva a que su pareja imagine, descubra o invente lo que no ve, habiendo en esta operación ejercicio mental muy interesante y excitante: a los varones les gusta mirar, de ahí su pasión por la lencería o las películas pornográficas, pero en realidad, a todos nos agrada ver a la persona deseada, por tanto, resulta más placentero dejar que la luz permita el mayor contacto visual durante el encuentro sexual.
Olfato. La industria del perfume nos ha “heredado” patrón cultural donde valoramos en gran medida a aquella persona con agradable aroma. Sin embargo, aunado a esto, el olor personal que cada individuo posee es capaz de despertar placer, convirtiéndose en estimulante perfecto del erotismo.
Oído. Sensual tono de voz o gemidos pueden convertirse en aliciente erótico e, incluso, en determinados momentos las palabras “picantes” u obscenas suelen producir verdadera explosión de emociones. Las combinaciones de términos o el sentido que les damos pueden transformar a la relación sexual en acto de complicidad, que toma sentido propio a través de expresión sonora. Asimismo, existen alternativas mediante estímulos, como música cadente e instrumental, que crean ambiente ideal para la sexualidad.
Finalmente, es importante recordar que la seducción se lleva a cabo mediante el poder de la palabra y el ambiente que rodea a la pareja.
Todos los sentidos deben participar activamente para que la sexualidad en pareja se convierta en una experiencia plena, satisfactoria y en la que, además, se descubran nuevas sensaciones y una forma distinta de vivir el erotismo cada día.
La capacidad de dar y obtener placer convierte al sexo en auténtico arte. Por ello, se deben emplear los cinco sentidos en esta agradable tarea, los cuales se transforman en vehículo perfecto para dar rienda suelta a cualquier fantasía erótica, haciendo funcionar al unísono cuerpo y mente, pues esta práctica es mucho más que genitales.
Para disfrutar plenamente el sexo primero hay que liberarse de todos los tabúes que hacen reducir el gozo, y utilizar los medios que estén a nuestro alcance para conseguir que cada relación sexual sea experiencia única, afirma el maestro en Ciencias José Jaime Martínez Salgado, sexólogo clínico de la Corporación Médica Arboledas, en el Estado de México. “Los sentidos son el instrumento para entrar al reino del placer y no hay motivo para que el amor confiera al contacto sexual cierta especie de cubierta ética que sólo logra que algunas personas se repriman por el miedo a qué pensará su pareja”, señala el especialista. Ante ello, abandonar el miedo y dejarse conducir por los territorios inexplorados del erotismo, propio y ajeno, es posible tanto entre la pareja consolidada como en aquella que recién se acaba de conocer.
Mezcla de sentidos, cuando se habla de placer en el sexo, es necesario mencionar que el juego de los sentidos resulta primordial, toda vez que hay que ver, tocar, saborear, oler, escuchar… y también imaginar.
De hecho, el acto sexual se inicia en la ternura, que es la atención delicada y sutil a través de la cual dos seres humanos se miran, se observan y se detienen el uno en el otro, principal elemento de las caricias, que no son otra cosa que mimos, gestos suaves y tacto atento que se mueve en torno al beso. Por ello se deben aprovechar todos y cada uno de los sentidos, de acuerdo al M. C. Martínez Salgado.
Tacto. Dicen quienes saben, que acariciar es verdadero arte, pues es posible conocer a través de este medio el mapa erótico de la pareja, conformado por las zonas erógenas (lóbulos de las orejas, labios, senos, clítoris, pene) que hacen altamente satisfactoria la relación cuando son estimuladas con besos, roces y mordiscos de diversa intensidad. Al respecto, no tema preguntar a su amante cómo y donde prefiere ser acariciado, ni qué tipo de estimulación le resulta más placentera.
Gusto. El beso es la primera forma de conocer el “sabor” de otra persona y, generalmente, una de las manifestaciones iniciales de acercamiento sexual, ya que entre más profundo es, mayor intención puede llevar. Pero no sólo debemos limitar el sentido del gusto a este acto, sino que es necesario “saborear” el cuerpo en toda su extensión para conocer a la persona con quien estamos, a la vez de permitir que nos conozca. Actualmente es más practicado el sexo oral, ya que la sociedad se ha alejado del falso pudor, entendiéndose esta actividad como expresión del placer sexual.
Vista. Este sentido tiene importante aliado: la imaginación, en la cual residen recuerdos que, en determinado momento son puestos en marcha. Todos tenemos fantasías que, al ser llevadas a la práctica, brindan mejor panorama en las relaciones sexuales, ya que la rutina o fastidio en muchas ocasiones se combate con buena dosis de creatividad. Para el hombre, por ejemplo, una mujer semivestida es mucho más excitante que desnuda, pues al cubrir parte (o, incluso, la totalidad) de su cuerpo lleva a que su pareja imagine, descubra o invente lo que no ve, habiendo en esta operación ejercicio mental muy interesante y excitante: a los varones les gusta mirar, de ahí su pasión por la lencería o las películas pornográficas, pero en realidad, a todos nos agrada ver a la persona deseada, por tanto, resulta más placentero dejar que la luz permita el mayor contacto visual durante el encuentro sexual.
Olfato. La industria del perfume nos ha “heredado” patrón cultural donde valoramos en gran medida a aquella persona con agradable aroma. Sin embargo, aunado a esto, el olor personal que cada individuo posee es capaz de despertar placer, convirtiéndose en estimulante perfecto del erotismo.
Oído. Sensual tono de voz o gemidos pueden convertirse en aliciente erótico e, incluso, en determinados momentos las palabras “picantes” u obscenas suelen producir verdadera explosión de emociones. Las combinaciones de términos o el sentido que les damos pueden transformar a la relación sexual en acto de complicidad, que toma sentido propio a través de expresión sonora. Asimismo, existen alternativas mediante estímulos, como música cadente e instrumental, que crean ambiente ideal para la sexualidad.
Finalmente, es importante recordar que la seducción se lleva a cabo mediante el poder de la palabra y el ambiente que rodea a la pareja.
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