viernes, julio 07, 2006

Proyecto para México

Mensaje de Felipe Calderón Hinojosa, candidato del PAN a la Presidencia de la República.
México, D.F., a 6 de julio de 2006

Muy buenas tardes amigas y amigos.

Hemos asistido a la elección presidencial más participativa, más competida y también la más democrática en la historia del país. Mi primera felicitación es para los ciudadanos. Para millones y millones de mexicanas y mexicanos que con su voto han apostado a la paz y no a la violencia, han apostado a la democracia y no a la confrontación.

A millones de mexicanos que con su voto construyeron el pasado domingo un paso más hacia un México donde vivamos mejor.

Hoy la contienda terminó. Las campañas han sido intensas y han culminado con una jornada electoral ejemplar de la cual podemos sentirnos satisfechos. Agradezco a los más de un millón de mexicanas y mexicanos que como funcionarios de casilla o representantes de todos los partidos políticos recibieron la votación, verificaron la identidad de los votantes, contaron voto por voto los sufragios emitidos por los ciudadanos y cuidaron responsablemente la voluntad ciudadana reflejada en las urnas.

El Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral ha declarado hace unos momentos que la regla de oro de la democracia es que gana el que tiene el mayor número de votos y que los ciudadanos me otorgaron el mayor número de votos el pasado domingo en la contienda presidencial. Es decir, que con más de 15 millones de votos hemos ganado la elección y como resultado de esta contienda democrática y de la validación que de la misma haga el Tribunal Federal Electoral, los mexicanos me han conferido el honor, y a la vez la gran responsabilidad de ser el próximo presidente de México.

La democracia, como dijo Simón Peres, premio Nóbel de la Paz y ex Primer Ministro israelí, que la democracia es una división, una colección de desacuerdos. La democracia es la historia de la pluralidad y la tolerancia, no la de la victoria y la imposición.

Por ello, no hay victorias en la democracia, hay paz; y la paz es la verdadera victoria de la vida política de los pueblos.

Ante una expresión ciudadana diversa y plural como la que se registró el domingo pasado, asumo como tarea personal hacer míos los anhelos y las razones que motivaron a millones de ciudadanos a votar por otros candidatos. A quienes votaron por mí agradezco sincera y afectuosamente su apoyo y su voto, y a quienes no votaron por mí, agradezco también su voto porque esos votos hacen posible la democracia.

A quienes votaron por mí les pido que sigamos adelante en la construcción del México que soñamos, y a quienes no votaron por mí les pido la oportunidad de ganarme su confianza, lo haré como presidente de México.

Hoy quiero reiterar mi respeto a mis adversarios políticos, a sus equipos y a los partidos que abanderaron. Más allá de nuestras discrepancias, reconozco en ellos una genuina preocupación por el país.

Reconozco de Patricia Mercado su compromiso con la pluralidad y la tolerancia, de Roberto Campa comparto la importancia que debe reconocérsele a la educación de calidad como piedra angular de un México más justo y más libre que tenga una vida mejor.

Reconozco en Roberto Madrazo y en su partido una presencia histórica y política en la vida de México y que hoy se expresa fundamentalmente en responsabilidades de gobierno que hacen vigente el pacto federal en los estados y en los municipios.

Y con Andrés Manuel López Obrador comparto, no sólo reitero mi respeto, sino comparto su anhelo de justicia y reitero mi compromiso expresado en la campaña electoral, de trabajar sin descanso por lograr la igualdad de oportunidades que permita superar la pobreza en la que viven millones de mexicanos.

El mandato de las urnas ha sido claro. A los políticos del PAN, del PRI, del PRD, de otros partidos, los ciudadanos nos han dicho de manera contundente: “pónganse de acuerdo”.

El México del futuro requiere la unidad de todos, por encima de nuestras naturales divergencias. Es tiempo de iniciar una nueva etapa de conciliación nacional. Para lograrlo, dedicaré todo mi esfuerzo a partir de hoy para que en México inicie esa nueva etapa con prosperidad y de justicia.

Por eso llamo a la conciliación a todos los mexicanos. Convoco a mis adversarios, a los partidos políticos, a las fuerzas sociales del país, a los académicos, a los jóvenes, a las mujeres, a los ciudadanos, a discutir un proyecto común para México. Desde hoy convoco a todos a que con generosidad y patriotismo, logremos la integración de un gobierno de Unidad Nacional que me propongo encabezar.

Las elecciones han sido competidas y tendremos nuevamente un Congreso sin mayoría.

En ello el mensaje que los mexicanos nos dan también ha sido muy claro: trabajen juntos, sumen sus prioridades, dejen a un lado la política de facción o de grupos por el bien de México, y eso haré.

Y eso haré amigas y amigos, llegaré a la Presidencia de la República y a eso los invito a todos, a que sumemos.

Y por qué quiero sumar, porque reconozco que la fuerza de la República está en su pluralidad, iniciaré a la brevedad posible diálogo con todas las fuerzas políticas, con el propósito de definir un programa de gobierno común, que responda al interés de la mayoría de los mexicanos.

Ofrecí en la campaña integrar un gobierno de coalición, que congregue en torno a un programa compartido de gobierno una mayoría estable de legisladores en el Congreso de la Unión. Hoy reitero mi disposición a hacerlo e invito a los partidos políticos, a sus dirigentes, a los funcionarios emanados de los mismos, a sus legisladores, a que exploremos esta vía de entendimiento.

Quiero agradecer finalmente, a mi partido, a los militantes y simpatizantes de Acción Nacional, a mi equipo de campaña y a los millones de mexicanos que votaron por nosotros, el esfuerzo, la decisión de darnos la oportunidad de servir a esta gran nación.
A ellos y a todos los mexicanos les digo que seré fiel al lema nuestro: Por una Patria Ordenada y Generosa y una vida mejor y más digna para todos.

Una Patria Ordenada, donde prevalezca la ley, la seguridad pública, donde el Estado sea el garante de una convivencia civilizada y pacífica, con pleno respeto al medio ambiente y una clara rendición de cuentas por parte de los gobernantes. Una Patria Generosa, solidaria con los más pobres, con quienes viven en condiciones de miseria, con los indígenas, con los trabajadores, con los campesinos.

Una Patria Generosa, orientada a buscar la igualdad de oportunidades en educación, salud, vivienda, servicios básicos. Una vida mejor y más digna para todos, donde las oportunidades de superación y de empleo sean el instrumento fundamental para sacar adelante a la familia.

Más que un candidato o un partido, señoras y señores, más que un candidato o partido, hoy ganó México y la victoria es de todos. Ganó la fuerza de los pacíficos expresada en las urnas sobre la opción de la violencia.

Por ello extiendo la mano a mis adversarios y a todos los ciudadanos y hago mías las palabras de Manuel Gómez Morín: “El deber mínimo es el de encontrar, por graves que sean las diferencias que nos separen, un campo común de acción y de pensamiento, y el de llegar a él con honestidad - que es siempre virtud esencial y ahora la más necesaria en México. Y la recompensa menor que podemos esperar, será el hondo placer de darnos la mano sin reservas.”

Amigas y amigos, mexicanas y mexicanos, la contienda ha quedado atrás, llegó la hora de la unidad y de los acuerdos entre los mexicanos.

A eso los convoco. A trabajar por México. A trabajar con pasión y con valor por el México que merecen nuestros hijos.

Que viva México, viva México.

Gracias.

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