Peñitas, un estudio técnico prueba que no fue accidental.
Es cierto que el último fin de semana de octubre llovió duro en Tabasco. También es cierto que había luna llena. Y que por el derretimiento de los polos hay mucha más agua en estado líquido en la Tierra. Sin embargo, la verdadera causa de la inundación de Villahermosa es que la mañana del lunes 29 de octubre, a las 8 horas con 45 minutos, el “gobierno” de Felipe Calderón abrió las compuertas de la presa Peñitas para evitar que su cortina reventara, y que desde ese instante envió al río Carrizal 2 millones de litros por segundo a lo largo de tres días.
Si la aritmética no miente, 2 millones de litros por segundo suman 120 millones de litros por minuto, o 7.2 billones de litros por hora, es decir, 162.8 billones de litros por día. En otras palabras, el “gobierno” derramó sobre la capital de Tabasco 488.4 billones de litros para que el nivel de la presa Peñitas bajara de 90.1 metros de altura a 85, que es su rango normal.
La razón por la que el agua se elevó tres metros por encima del “nivel máximo operativo” (87 metros de altura) no fue la intensidad de la lluvia, ni el efecto de atracción de la luna llena y mucho menos la disolución de los hielos polares. No: el agua de Peñitas se acumuló así debido a la política del “gobierno” en materia de generación de energía eléctrica.
Peñitas no es un depósito de agua para fomentar actividades agrícolas en caso de sequía: no podría serlo de ninguna manera, ya que Tabasco posee las tres cuartas partes del agua dulce que hay en nuestro país. Por lo tanto, Peñitas cumple la sola función de almacenar agua para que ésta mueva un conjunto de turbinas que al rotar sobre su propio eje producen electricidad.
Así, la cantidad de electricidad que genera depende de la cantidad de agua que los operadores de la presa mueven a través de un complejo sistema de compuertas: a mayor producción de luz, más bajo será el volumen de líquido disponible.
El único motivo por el cual había tanta agua durante esos días críticos obedece al hecho de que el “gobierno” de Calderón mantuvo la orden de generar la menor energía posible, para que las empresas privadas que se dedican ilegalmente a la misma tarea produjeran más, se la vendieran al propio “gobierno” y de tal modo incrementaran sus ganancias particulares.
El lunes primero de octubre, cuando el nivel del agua en Peñitas era de 85 metros con 40 centímetros, la fricción de sus turbinas dio 3.03 gigavatios gracias al movimiento de 430 mil litros por segundo.
Del martes 2 al miércoles 10, la producción permaneció por debajo de tres gigavatios mientras el nivel del agua se elevaba a 85 metros con 50 centímetros y los operadores conservaban un promedio de 430 mil litros movidos por segundo. Pero el jueves 11, repentinamente, el nivel ascendió a 86 metros con 40 centímetros, llegando casi al tope de seguridad; no obstante, los operadores movieron sólo 455 mil litros por segundo para generar 3.21 gigavatios.
Poco a poco la situación se agravaba: el viernes 12, el nivel ascendió a 88 metros con 10 centímetros y la generación a 4.49 gigavatios con 636 mil litros movidos por segundo; estos índices prevalecieron el sábado 13 y el domingo 14, y gracias a ellos el agua bajó el lunes 15 a 87 metros con 70 centímetros y el martes 16 otro metro.
Entre el miércoles 17 y el martes 23, a un nivel promedio de 85 metros, la generación volvió a caer por debajo de 3 gigavatios con un volumen de 430 mil litros movidos por segundo. Pero el miércoles 24, el nivel saltó a 88 metros con 20 centímetros y el jueves 25 a 89 metros con 10 centímetros, en tanto la producción se elevaba apenas a 3.94 gigavatios y el volumen movido a 558 mil litros por segundo. De esta suerte, los días 26, 27 y 28, el nivel fue de 89, 88.6 y 88.1 metros de altura, con una producción promedio de 3.60 gigavatios y un volumen de 520 mil litros por segundo, pese a que las lluvias arreciaban hasta alcanzar la peor intensidad del año.
¿Por qué el “gobierno” no incrementó la producción como sí lo hizo en enero pasado, cuando el nivel subió a 89 metros con 98 centímetros y el volumen de agua movida fue de 910 mil litros por segundo, mismo que se mantuvo así, durante cuatro días, hasta que el nivel descendió a 85 metros? Esa es la pregunta clave que está obligado a responder Calderón. ¿Por qué, mientras caían las peores lluvias de 2007 en Tabasco y el nivel de la presa llegaba a 90 metros con 10 centímetros, por qué, en lugar de incrementar la producción, abrió las compuertas para derramar casi 500 billones de litros sobre Villahermosa?
Todos los datos expuestos en los párrafos anteriores forman parte de la denuncia penal que Andrés Manuel López Obrador presentó el pasado miércoles ante la Procuraduría General de la República contra Felipe Calderón y otros. En ese alegato demuestra que desde el último año del sexenio de Ernesto Zedillo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) redujo la generación de energía mientras favorecía, en proporción directa, el crecimiento de las empresas particulares en ese sector, como tras el punto y aparte se explica.
En 2000, los llamados Productores Independientes de Energía (PIES) generaron 1.21 teravatios por hora contra 190 de la CFE. Cuatro años después, ya proveían 45.7 contra 160, antes del estancamiento de 2005 en que se quedaron en 45.6, lo que forzó a la CFE a subir su aporte a 170 teravatios. Sin embargo, la comisión rectificó en 2006, contrayendo su oferta a 162, cuando los PIES volvieron a crecer a 59.4. Hasta el 31 de octubre de este año, los particulares iban en 52.1 contra 121 de la CFE, lo que habla de una privatización clandestina acelerada, que salió a flote tras la desgracia de Villahermosa.
Jaime Avilés
jamastu@gmail.com