por BenFiles.
1. INTRODUCCION.-
“La Noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska es un extraordinario libro que pone de manifiesto las causas y desarrollo del movimiento estudiantil de 1968. Recoge de ésta forma, testimonios de los principales actores sobrevivientes que sufrieron la tragedia de octubre de 1968, entre el pelo largo, minifaldas e influencia hippie.
El movimiento estudiantil que empezó con una bronca estudiantil entre dos pandillas, poco a poco se fue ganando adeptos con gente del pueblo, hasta hacerlo un movimiento fuerte a nivel nacional , en donde sus principales demandas eran :
· La libertad de presos políticos
· Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal
· Desaparición del cuerpo de granaderos
· Destitución de jefes policiacos como Luis Cueto y Raúl Mendiola
· Indemnizar a familiares de muertos y heridos del movimiento
· Deslindar responsabilidades de los hechos sangrientos.
Destaca la renuncia de Octavio Paz a la embajada de México en la India por no poder representar a un gobierno que mata a su pueblo y también destacan las críticas de Carlos Fuentes.
El 2 de octubre de 1968 el Ejército Mexicano, a la señal de bengalas en el cielo, disparan a traición a la gente que allí estaba reunida, sin importar sexo ni edad, tragedia que culminó en aproximadamente 300 muertos (oficialmente 25 muertos), en dónde Díaz Ordaz asume la responsabilidad moral e histórica de los acontecimientos acaecidos el 2 de octubre de 1968.
2.- ANALISIS.-
Para poder hacer un buen análisis del libro “La Noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska y del Movimiento Estudiantil del ‘68 en sí, es necesario ubicarnos en el contexto histórico del movimiento. Es decir la década de los sesentas como tal, el año de 1968 en su contexto mundial y finalmente el Movimiento Estudiantil en México.
2.1.- La Década de los 60’s.-
La década de los 60’s actualmente exhala ya un perfume seco de vieja manzana olvidada en el frutero de los hechos que dejan huella. Es un pasado del que se duda, parece desde este nuevo siglo, que no pudo ser un mundo en el que los estudiantes americanos querían acabar la guerra en nombre del amor; donde los jóvenes mexicanos de aquella época, creían que la calle era de ellos, que la democracia era posible, que existía respeto por la forma de pensar y por la vida. Esa noche del 2 de octubre no hubo nada de eso, todas las cosas en las que se creyeron y soñaron nunca existieron, específicamente la libertad, la libertad de ser joven y expresar lo que se siente.
Los franceses levantaban barricadas para terminar con el viejo general De Gaulle y en España se quería crear una sociedad diferente sobre las cenizas de Franco que todavía se agitaba, mandaba y fusilaba. Vivimos en el tiempo de lo posible, y no concibimos lo imposible. Es la época de los posters del Che Guevara, de Marilyn Monroe y de Humbrey Bogart, y de algún desnudo de silueta de sombra rojiza, entre humo de marihuana y música del sargento Pimienta.
Recordar los 60’s nos lleva a la nostalgia, aunque las esperanzas de libertad en los 90’s son nostalgia también.
2.2.- 1968, el año clave.-
Los tres grandes hechos de 1968 son la insurrección de París en el mes de mayo, los intentos independentistas y libres de Checoslovaquia que se manifiestan con el nombramiento de Dubcek como primer secretario del partido, el 3 de enero, y terminan el 20 de agosto con la invasión del país por los tanques soviéticos del Pacto de Varsovia y el Movimiento Estudiantil en México con su desenlace trágico el 2 de octubre.
Todos estos hechos simultáneos y de alguna manera espontáneos tienen en común un protagonismo de la juventud, todos intentan borrar códigos del pasado, lejano o inmediato.
Todos terminan en sí en el mismo año pero su final es engañoso. Todos dejan una sensación, al caer, de desaliento y de final del último gran movimiento histórico humanista, pero todos van arrastrando profundos cambios sociales que van llegando hasta nuestros días, que penetran el corcho espeso de las instituciones y que están ahora mismo modificando los comportamientos internacionales.
1968 es el año en que el presidente Díaz Ordaz lanzó al Ejército Mexicano contra los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas; mato tal vez a 300 (las cifras oficiales contaron 35) y decapitó de un solo golpe al Movimiento Estudiantil. Es el año en que la contrarrevolución de los Estados Unidos asesinó a Martin Luther King el 4 de abril y a Robert Kennedy el 5 de junio, y eligió a Richard Nixon presidente en las elecciones de Noviembre. Es el año en que De Gaulle va siendo cercado por la derecha de su país, las grandes manifestaciones juveniles de Alemania Federal, el movimiento hippie cobra fuerza, estamos en la Guerra de Vietnam y es el año en que México se convierte en escenario mundial, pero no por el Movimiento Estudiantil sino por la XIX Olimpiada.
2.3.- El Movimiento Estudiantil de México’68.-
Valía la pena hacer una sinopsis de lo que fue a nivel mundial el año de 1968, un año clave en la historia mundial de la segunda mitad del siglo XX.
2.3.1.- Antecedentes.-
Como antecedentes al movimiento tenemos los siguientes :
· El Movimiento magisterial en 1958
· El Movimiento Ferrocarrilero 1958-1959
· Mítines estudiantiles en Puebla ‘64, Morelia ‘66 y Sonora y Tabasco en ‘67.
· Huelga en la UNAM en 1966
· Marchas en solidaridad con Cuba, Vietnam y República Dominicana.
2.3.2.- El Origen.-
El Movimiento empezó con una bronca estudiantil entre dos pandillas, los Ciudadelos y los Arañas, se pelearon frente a la preparatoria Isaac Ochoterena, que enfrentaron a su vez a alumnos de la Preparatoria con alumnos de la Vocacional 2 del IPN.
2.3.3.- El Movimiento Estudiantil.-
A continuación se presentan los hechos más relevantes del Movimiento Estudiantil.
El 13 de Agosto de 1968 el Movimiento junta 250,00 personas en el Zócalo, se esperaban 50,000. Se repartieron 600,000 volantes y juntaban entre 1,000 y 2,000 pesos diarios. La época de oro del movimiento fue entre el 12 al 27 de agosto de 1968.
En su IV informe de Gobierno, rendido el 1o. de Septiembre de 1968, Díaz Ordaz, de entrada, rindió homenaje al Ejército, y como presagio de lo que ocurriría después manifestó: “No quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario; lo que sea nuestro deber hacer, lo haremos; hasta donde estemos obligados a llegar, llegaremos”. También dijo : “Hay que establecer la paz y la tranquilidad pública. Una mano está tendida; los mexicanos dirán si esa mano se queda tendida en el aire...”.
De esta última afirmación los estudiantes posteriormente le pidieron en el Zócalo que saliera al balcón y dialogaran. Díaz Ordaz nunca salió al balcón, se dice que si hubiera salido, divide el Movimiento y gana adeptos. Pero no lo hizo, le faltó salir al balcón, se nota que lo aconsejaron sus peores enemigos.
Roberto Escudero decía: “Hace cincuenta años que el gobierno no dialoga con el gobierno.”
El 13 de septiembre de 1968 se da la “Manifestación del Silencio” entonces se hablaba de : Libros si, Granaderos no.
Roberta Avendaño “Tita” lee en el zócalo un discurso de la Marcha Silenciosa y de porqué debe derogarse el artículo 145. Ella fue presa en la cárcel de mujeres y condenada a 16 años de prisión.
Los seis puntos del pliego petitorio del Movimiento Estudiantil decían :
· Libertad de presos políticos
· Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal
· Desaparición del cuerpo de granaderos
· Destitución de jefes policiacos como Luis Cueto, Raúl Mendiola y A. Frías.
· Indemnizar a familiares de muertos y heridos del movimiento
· Deslindar responsabilidades de los hechos sangrientos.
El 15 de septiembre festejaron el Grito de Independencia en C.U. El grito lo dio Heberto Castillo.
El 18 de septiembre el Ejército Mexicano toma Ciudad Universitaria durante 15 días, el Consejo Nacional de Huelga estaba en sesión, cuando llegó el Ejército.
Carlos Fuentes dice: “Criticar al Cesar no es criticar a Roma. Criticar a un gobierno no es criticar a un país”.
El Ing. Javier Barros Sierra, renuncia ante la H. Junta de Gobierno de la UNAM el 23 de septiembre de 1968, por ser objeto de calumnias, injurias y difamación hecha por personas menores, sin autoridad moral, pero que provenían de altos jerarcas del gobierno.
Semanas después Octavio Paz renuncia a la Embajada de México en la India por que no podía representar a un gobierno que asesina a su pueblo.
El movimiento Estudiantil no se podía corromper porque el gobierno pedía diálogo a puerta cerrada y los estudiantes querían diálogo público. Había gente que apoyaba el movimiento estudiantil y gente que lo despreciaba.
Gilberto Guevara Niebla del C.N.H. decía que EL MURO grupo fascista con influencia de la CIA, utilizaba a los estudiantes y se escudaban en la UNAM.
También se llego a decir que el Gobierno tuviera cuidado con los niños de 10 a 15 años de edad que tenían en 1968, porque vieron como mataron a sus hermanos.
Heriberto Alarcón Pimentel decía: adonde van los de la UNAM o los del POLI cuando terminen su carrera, pues a la iniciativa privada o al gobierno, entonces que piden, si tarde o temprano pasarían a formar parte del “establishment” al que se oponen.
El Gobierno culpaba de financiar el movimiento a Gil Preciado, Heberto Castillo, Fausto Trejo y Eli de Gortari.
Los presos del 2 de octubre los golpeaban, torturaban, daban choques eléctricos y ahogaban en
agua sucia. Los tenían en situaciones infrahumanas a los derechos humanos.
Sócrates Sánchez Lemus, identificó a los compañeros del Movimiento Estudiantil y traicionó a los estudiantes caídos el 2 de octubre de 1968. El era de la escuela de Economía del IPN, delegado ante la CNH y preso en Lecumberri. Sócrates dice que el silencio es también una denuncia, a él fue el primer dirigente que agarraron en Tlatelolco.
2.3.4.- La Noche de Tlatelolco.-
El 2 de Octubre de 1968 había estudiantes, viejos, niños, curiosos, etc. Un estudiante Vega dijo que la marcha del casco de Sto. Tomás del IPN no se llevaría a cabo por el despliegue de fuerzas públicas. De repente surgieron bengalas en el cielo y se oyeron disparos. Los dirigente del C.N.H. gritaban a la gente que no corrieran. Surgían disparos de la Unidad de Tlatelolco, según ellos iban a repeler a francotiradores apostados en las azoteas de los edificios.
El General José Hernández Toledo que dirigió la operación recibió un balazo en el tórax y declaró a los periodistas que con su sangre derramada fue suficiente. El General ordenó no usar armas de alto calibre para impedir mayor derramamiento de sangre.
El Ejército Mexicano disparo contra la gente del pueblo, sin importar que no fueran estudiantes. El edificio Chihuahua se incendió por los balazos, las balas atravesaban las paredes y los cristales. Mataron a niños, el instinto de conservación es terriblemente egoísta. Los soldados se herían entre sí, pues al cerrar el círculo las balas se dispersaban por todos lados.
La prensa menciona entre 20 y 25 muertos. La CNH dijo que fueron 150 civiles y 40 militares muertos. En Posdata, Octavio Paz cita el número que el diario inglés “The Guardian” tras una investigación cuidadosa y dice que lo más probable es que hayan sido 325 muertos.
3.- CONCLUSIONES.-
Lo más importante después de leer el libro y tomar conciencia del Movimiento Estudiantil, es preguntarnos : ¿Qué papel jugó el 68 en la evolución del sistema político mexicano?. Mucho se ha escrito sobre el tema. Sus causas, su composición social, sus expresiones ideológicas, las consecuencias inmediatas y mediatas del movimiento, han sido objeto de estudios de toda índole.
Todavía se discute si el movimiento fue derrotado totalmente o si a final de cuentas alcanzó varios de sus objetivos.
Algunos analistas consideran el 68 como el inicio de una nueva época en la historia política de México. Otros, en cambio, piensan que si bien es un momento muy importante en el proceso de cambio, debe verse como parte de un proceso que no se inició con él y no ha concluido aún.
La transformación no ha sido un proceso impulsado desde arriba. Todas y cada una de las reformas políticas aplicadas desde el Estado han sido precedidas por cruentas luchas populares.
El impulso fundamental ha provenido de crisis sumamente violentas, pero cortas, que se suceden con una regularidad sorprendente, cada década. las fechas de 1958, 1968, 1976-1979, 1988 y 1994 lo dicen todo. Lo notable de cada uno de esos sucesos es el contraste entre el carácter telúrico de la sacudida y la prontitud de la recuperación.
Las crisis periódicas son un aspecto inherente a la evolución del sistema político mexicano. Son el motor de su evolución, no la antesala de su derrumbe. Los grandes movimientos populares espontáneos impulsan reformas políticas, más o menos significativas, no la transformación violenta del régimen. No marcan parteaguas o rupturas iniciadoras de nuevas épocas, sino bruscos jalones en un proceso evolutivo prolongado.
En esta historia, la crisis del 68 ocupa su lugar al lado de las otras crisis. La de 1958 tuvo por escenario el movimiento sindical. Fue el primer gran movimiento sindical, fue el primer gran movimiento que planteó las demandas de democracia y autonomía de las organizaciones obreras. 1968 tuvo por protagonistas principales a los estudiantes y, sin embargo, pocos de sus planteamientos son universitarios. Fueron más bien claramente políticos, y su proyección social y cultural fue vastísima. En los años 1976-79, el escenario dejó de ser la calle. Hubo una cruenta crisis económica, un enfrentamiento fugaz, pero violento, entre el sector privado y la burocracia gobernante, y una campaña presidencial en la cual el candidato oficial se quedó sin contendiente registrado. Pero se produjeron las grandes movilizaciones acostumbradas. Diez años más tarde, 1988, en cambio, por primera vez, la mayoría del pueblo aprovechó las elecciones presidenciales para transformarlas en un inesperado acto de protesta. Y así llegamos a 1994 con el levantamiento en Chiapas por el EZLN encabezado por el Sub-Comandante Marcos, una historia que aún no termina.
El movimiento estudiantil de 1968 entró en agonía el 2 de octubre y murió el 1o. de diciembre, cuando la huelga fue oficialmente levantada. Pero su influencia se dejó sentir rápidamente en las universidades de provincia. Monterrey, Puebla, Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Chihuahua, Veracruz, Tabasco y otras tuvieron -muy a su manera- su 68. El país entero se estremeció.
Dos son las aportaciones originales del 68 al ascenso de la democracia mexicana. Más que ninguna de las otras crisis a las que nos hemos referido, propició el surgimiento de una nueva cultura política que por los caminos del periodismo y el ensayo, la novela el poema, la música y el cine, cuestionó los viejos mitos que daban fundamento a un régimen cada vez más rígido y conservador, las ideas y las prácticas de la autonomía (libertad) frente al Estado, la elección democrática de dirigentes y la defensa de las garantías individuales han ido penetrando la vida cotidiana de millones de mexicanos, en un proceso que Carlos Monsiváis ha llamado felizmente “la sociedad que se organiza”.
Después de la represión, la mayoría de los brigadistas del 68 se fueron a sus casas. Pero no todos. Miles se mantuvieron políticamente activos fuera del PRI y contra él. Lo que los populistas rusos no pudieron hacer, lo lograron los estudiantes mexicanos. El buen brigadista se volvió buen líder popular. Jóvenes idealistas con formación universitaria se fundieron con el pueblo en acción. Comenzaron a destacar en los movimientos social y políticos de todo el país, y su presencia en los sindicatos independientes, en las nuevas organizaciones campesinas y en los partidos de izquierda se hizo ostensible. Pasando de unos a otros, contribuyeron decisivamente a la ampliación de los espacios democráticos y a la consolidación de una nueva figura mexicana: la del dirigente popular con formación universitaria o normalista, independiente del PRI y del gobierno.
Solo me resta decir que el libro para la gente que vivió el movimiento de cerca, es un homenaje y para los jóvenes como yo que no lo vivimos, nos crea una toma de conciencia y también una impotencia por lo sucedido. Es importante saber por lo que lucharon los jóvenes de aquella época teniendo como estandarte LA JUVENTUD. El movimiento del ‘68 tiene como consigna no caer en el olvido.
Un último comentario del historiador Eduardo Tecglen “La historia del mundo es un continuo. nada pasa por nada, nada pasa del todo o pasa definitivamente; pero nada pasa para nada. De lo que fue, algo queda. Los años perdidos entre entonces y ahora, la veintena anodina y desorientada, queda como un largo fastidio, y como una medida de lo que pudo ser”.
La nota en la memoria me dice que 'el calendario está sembrado de muertos, pero sólo de muertos ilustres, muertos enterrados'. Eso me decía Myriam cuando recordábamos hace un año el aniversario 34 de la masacre. 'Los otros no cuentan'.
Hoy es 2 de octubre y del comentario de comedor sólo brotan muecas de soslayo, cierto desinterés permea en la piel. Brilla la ausencia del recuerdo. Mera efeméride, una nota para el periódico: 'El Gobierno no dejará de luchar por aclarar ese día de Tlaltelolco'. En ciertas paredes, ciertos parques, aparece también el onomástico: 'No se olvida, hijos de la chingada'.
En el México arcoiris el rojo se cubrió de mil colores; la memoria, exilada. La verdad, inventada.
Hoy pienso que el dos de octubre es el día de la patria, esa puta que a treinta y tantos no pierde vigencia.
Felicidades, patria, por todos los muertos en tu banquete.