por Víctor Corcoba Herrero.
El tiempo es el espacio
entre la velocidad del silencio
y el recuerdo de soledad.
La soledad de un aire que pasa,
pero de un cielo que queda,
moviendo el tic-tac del sentimiento.
Un sentimiento que nos enjuicia
como nadie y como nadie
nos pone en el sitio debido,
como débito o haber.
Porque el tiempo es el juez
de la verdad.
Porque la verdad es el universo
de lo eterno.
Porque lo eterno es correr
tras el sol,
sin pasar el día ni posar la noche,
y abrazarse a la poesía.
La poesía... saludable presencia
para el presente,
que el futuro no es un tiempo,
es una conjugación del verbo amar
en indicativo,
y una conquista de las horas
en el mismo instante de parada
y sosiego,
del equidistante pulso de latidos;
puesto que, haciendo el corazón,
vendrá la paz
y todo el tiempo ya será nuestro,
porque ya no habrá que ganar tiempo.
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