domingo, junio 27, 2010

Tio Mincho

por BenFiles.


Vivo, vivísimo

por José Saramago

Intento ser, a mi manera, un estoico práctico, pero la indiferencia como condición de la felicidad nunca ha tenido lugar en mi vida, y si es cierto que busco obstinadamente el sosiego de espíritu, cierto es también que no me he liberado ni pretendo liberarme de las pasiones.

Trato de habituarme sin excesivo dramatismo a la idea de que el cuerpo no solo es finible, sino que de cierto modo es ya, en cada momento, finito. ¿Qué importancia puede tener eso, si cada gesto, cada palabra, cada emoción son capaces de negar, también en cada momento, esa finitud?

Verdaderamente me siento vivo, vivísimo, cuando, por una razón u otra, tengo que hablar de la muerte…


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